Entrevista a Íñigo Villaseca, presidente de ANETVA desde 2014

“El prestigio internacional de ANETVA demuestra que no estamos haciendo mal las cosas”

Sumarios:

“Las empresas asociadas deberán cumplir un código de buenas prácticas interno”

“El sector está creciendo. De hecho, hasta durante la crisis mantuvo su fuerza”

“La demanda de trabajos en altura con técnicas de posicionamiento mediante cuerdas es altísima”.

Desde 2014, Íñigo Villaseca Antón, director gerente de Abrake –empresa de trabajos verticales con sede en Alcobendas (Madrid)– es presidente de nuestra asociación. En esta entrevista repasa los retos de ANETVA para este nuevo año. A punto de inaugurarse, SICUR, la Feria Internacional de la Seguridad que, cada dos años, se celebra en IFEMA (Madrid), valora el reconocimiento y el futuro de las empresas de trabajos verticales, la presencia internacional de la asociación, el rigor y prestigio de la formación que ANETVA acredita y, por ejemplo, la realidad económica de un sector que no para de crecer. Además, apunta cuál será el futuro de ECRA.

ANETVA ha cumplido ya más de veinticinco años. Me gustaría comenzar hablando de la asociación, que está suficientemente consolidada y es todo un referente en el sector. Pero la primera pregunta me gustaría que fuera de futuro: ¿Cuáles son los grandes retos de ANETVA para este año?

Los retos de ANETVA han ido evolucionando con el tiempo. Mantenemos las premisas básicas, que es será y siempre ampliar la base asociativa y llegar al resto de empresas que trabajan en verticales en España y ni están bajo el estándar de ANETVA. Ese es uno de los grandes retos que mantenemos siempre. Hemos llegado a ser 103 empresas, pero sabemos que en España hay muchas empresas de las que están asociadas a ANETVA. Tratamos de hacer ANETVA más atractiva para que el resto del tejido empresarial se adscriba.

Luego tenemos algún reto puntual para este año. Aparte de ampliar la base asociativa como primer objetivo, queríamos ir transformando los procedimientos de trabajo y la presencia en el mercado de la base asociativa que ya tenemos hoy. Transformándolo hacia las nuevas tendencias que detectamos en Europa. Pensamos que las empresas asociadas a ANETVA deberán cumplir un código de buenas prácticas interno que nos permita llegar a los clientes últimos, que son muy exigentes con las acreditaciones formativas y los procedimientos de trabajo. Ese es el guion de lo que está pasando en Europa, y es lo que deben plantearse las empresas que pertenecen a ANETVA. Podemos decir que aún estamos en ese proceso.

Desde la fundación de ANETVA en 1993, su intervención en el mayor reconocimiento que hoy tiene el sector ha sido importantísimo. Cuándo mira atrás, ¿de qué se siente, digámoslo así, más orgulloso de este largo recorrido?

A nivel personal, me siento muy orgulloso de que ANETVA haya confiado en mi para que sea su presidente, de que me hayan elegido y me hayan otorgado esta responsabilidad. Respecto a la gestión, de lo que más orgulloso nos sentimos la Junta Directiva es de haber sido capaces de coger el carro europeo, de subirnos a ese carro de buen funcionamiento y de empresas que un crecimiento increíble y con una fuerza técnica a la altura de países europeos, como Alemania, Francia, Noruega, Inglaterra, que son con los que más contactos tenemos y donde los trabajos verticales están más asentados, incluso con tanta o más historia que nosotros. Que ANETVA haya logrado un reconocimiento internacional y que cuente como una asociación consolidada, firme, con un estándar saludable en formación y en procedimientos de trabajo, nos hace sentirnos muy orgulloso, aunque nos ha costado su buen trabajo.

Entrevista a Íñigo Villaseca, presidente de ANETVA

Ahora mismo, el trabajo vertical en España es una actividad que no para de crecer, ¿no es así?

Sí, el sector está creciendo. De hecho, hasta durante la crisis –esta que no sabemos muy bien si ya ha pasado– mantuvo su fuerza. Es un sector que se ha significado por la necesidad tan grande que hay en las ciudades, en los edificios altos, de hacer trabajos temporales en altura, como dice el Real Decreto 2177/2004. El crecimiento es grande y las empresas funcionan.

Tenemos dos caminos paralelos en el crecimiento del sector y, en concreto, en ANETVA. Hay empresas que están enfocadas en dar servicio a las comunidades de propietarios para reparaciones puntuales de cubiertas, de tejados, de luminarias, de limpieza, que permanecen en ese mercado sin más problemas que dar un buen precio, hacer un buen trabajo y dejarlo bien acabado. Y hay, en cambio, otro sector dentro de las empresas asociadas a ANETVA que están dedicadas a mantenimientos industriales, al sector eólico, en concreto, o al petrolero, por ejemplo, a las paradas técnicas de las grandes refinerías, donde la contratación es mucho más exigente en cuanto a acreditaciones formativas, documentación de los empleados, procedimientos de trabajo, equipos de protección individual… Tienen, digamos, muchos más requerimientos.

Estos dos tipos de empresas conviven dentro de ANETVA y no podríamos decir cuál de los dos sectores está creciendo más. El de las comunidades de propietario es estable, seguro y continuo. Mientras que el del sector industrial es más puntual y, digamos, más elitista, en el sentido de que no todas las empresas asociadas a ANETVA pueden abastecer este mercado, aunque también está creciendo cada vez es, a la vez, más exigente.

Esto habla de la transversalidad que tiene el trabajo vertical en España, pero el camino es la especialización. ¿No es así?

Sí. La demanda de trabajos en altura con técnicas de posicionamiento mediante cuerdas es altísima. Y las empresas tendremos, o lo estamos haciendo ya, que especializarnos en las faenas que nos son más afines, en las que tenemos más experiencias o a las que el propio mercado te va conduciendo. Muchas veces nuestras empresas van creciendo con el mercado y aprendiendo con él. La transversalidad es hoy una de las claves del sector, porque hacemos limpieza de cristales, albañilería, instalaciones de refrigeración, soldamos estructuras en altura, instalamos lonas… realmente, todas estas actividades, y muchísimas más, necesitan un trabajador específico. La comparación no me gusta, pero la uso porque es muy parecida: si alquilamos una plataforma elevadora, con ella podemos cambiar luces, sellar, limpiar o taladrar. Digamos que la plataforma elevadora solo es un medio para llegar al punto de trabajo. Esa comparación se puede hacer perfectamente con los trabajos verticales. Con las técnicas de progresión por cuerdas llegas al punto de trabajo, pero tienes que realizar además esa faena. Es decir, si no eres fontanero por mucho trabajo vertical que sepas y por muy bien que te montes en las cuerdas, si no sabes desembocar una bajante pues no lo harás como Dios manda.

La actividad de acceso y posicionamiento en altura mediante cuerdas está reconocida, actualmente, dentro del ámbito de aplicación del sector de la construcción. ¿Es necesario cambiar esta realidad?

La verdad es que este es un debate que se me escapa. No sabría, todavía, decir cómo cambiarla. Sé que la construcción se queda estrecha y corta para las actividades que realizamos. No sé si limpiacristales podría ser una actividad de construcción o montar una lona en altura lo es, por ejemplo. Es cierto que el ámbito de la construcción no se corresponde con el gran número de actividades que realizamos. ¿Es necesario cambiarlo? Pues hasta que no haya un sector propio de posicionamiento en altura mediante cuerdas, creo que estamos bien en la construcción. Aún con las carencias que tiene.

La formación es uno de los pilares de ANETVA y, además, una de las bases para que los trabajos en altura sean seguros y de baja siniestralidad. Sin embargo, a veces no se aprecia suficientemente… ¿No sé si tiene usted esta misma opinión?

Sí. Nosotros pensamos que los trabajos verticales sin la formación queda en manos del ingenio y de las habilidades de cada trabajador, que puede haber aprendido sus técnicos en la montaña o en la espeleología. Esto nos parece que no haría sector ni cuidaría el oficio. Pensamos, y en ello hemos trabajado, que la formación debe consensuarse y tener unos estándares formativos que nos permita a todos tener una rutina de maniobras, que nunca llegan a ser iguales porque cada situación de trabajo es diferente. Pero sí debemos tener la misma praxis. Esto les permite evaluar el tipo de trabajo que estamos haciendo a los técnicos que nos prescriben. Y les da seguridad saber que si contrata con una empresa, sea de Barcelona, de Sevilla o de Bilbao, va a tener la misma praxis y el mismo procedimiento. Esto es fundamental. Y luego es evidente que con formación hay muchas menos posibilidades de cometer errores, que en este tipo de trabajo son fatales.

La acreditación ANETVA, en este sentido, es una acreditación de prestigio, incluso internacional…

La acreditación ANETVA, después de tantos años picando piedras, como suele decirse, poco a poco se ha extendido a todo el tejido empresarial español. Y tiene su valor, sobre todo cuando conseguimos que Europa nos evaluara y nos permitiera ser uno de los socios fundadores del Comité Europeo de Trabajos Verticales (ECRA). Esto nos permite decir a nuestros clientes en España que nuestro estándar formativo para acreditar a los trabajadores verticales está a la misma altura que los requerimientos europeos. Fue un paso adelante importante y demuestra que ANETVA no está haciendo mal las cosas. Porque se han evaluado a otras asociaciones nacionales, como la polaca o la italiana, y no ha alcanzado los mínimos, por ejemplo, que ANETVA pide para formar parte de la misma. Esto refuerza a ANETVA y la pone en una situación de prestigio.

Entrevista a Íñigo Villaseca, presidente de ANETVA

ANETVA, como asociación, ha tenido siempre vocación europea. ¿Cómo valora la realidad de ECRA y su futuro? ¿Por dónde pasa?

En noviembre celebramos una reunión de ECRA en Düsseldorf en la que constatamos que en las cuatro asociaciones que formamos parte del comité europeo están ocurriendo cosas muy similares. Las acreditaciones de técnicos en trabajos verticales están, por ejemplo, creciendo tanto en Alemania, Noruega, Francia o España. Y también tenemos un frente común, que es IRATA, el estándar del Reino Unido, que se extiende por todo el mundo. Eso incluye, a su vez, Alemania, Noruega, Francia y también España, pese a que en estos países hay asociaciones con gran fortaleza. En Düsseldorf reflexionamos sobre cómo vamos a afrontar la presencia de IRATA en nuestros países con un Reino Unido, además, fuera de la UE. La idea es acabar asumiendo la presencia de IRATA en ECRA. Es una decisión que cuesta porque IRATA tiene una tendencia mundial y le cuesta que otros miembros le evalúen y la pongan en tela de juicio. Sin embargo, el futuro de ECRA lo vemos así. Estamos condenados a unirnos.

Como ha dicho usted, en Düsseldorf se constató que los trabajos verticales es una actividad en crecimiento en toda Europa. Es una actividad con un buen baremo salarial y, en determinadas escalas, prácticamente pleno empleo. ¿Qué recomendaría a quienes quieran trabajar en trabajos verticales? ¿Qué debería hacer?

Lo que comenta es real. Si comparamos los sueldos medios de un empleado de los trabajos verticales o de la construcción sin más hay una ventaja notable en favor de los trabajos verticales. Luego oyes a empresas que no forman parte de ANETVA quejarse amargamente de los contratos que les hacen firmar. Pero ANETVA no puede representar a ese sector que juega, digamos, sin árbitros, como si fuera fútbol de patio de colegio. Esas empresas si aceptan esas condiciones se suman al empresario que las contrata. Pero en la realidad que representa ANETVA, el sector regulado, tiene demanda de empleo y todo aquel que está formado y quiere trabajar encuentra trabajo. Lo que yo recomendaría es que se haga con vocación. Es un trabajo singular, muy condicionado por el espacio donde se realiza, por la altura, por la intemperie, por el frío, por el calor. Y creo que es un trabajo que debe conllevar vocación, te tiene que gustar. Aparte, desde luego, de recibir una formación serie y acreditada por profesionales que llevan años estudiando la formación que se requiere y se necesita. Esa es la manera de convertirse en un profesional en poco tiempo. Luego, evidentemente, también está la valía de cada trabajador. Pero yo, claramente, apelo a la vocación.

Para acabar, me gustaría preguntarle, más allá de ANETVA, ¿qué piden las empresas de trabajos verticales a este 2020…?

Pues buenos contratos con empresas que paguen bien. Jajaja. Pero, ahora en serio, lo que querríamos es dar unos pasitos más con el Instituto Nacional de Cualificaciones (INCUAL), que está intentando sacar una cualificación profesional para acceso y posicionamiento en altura mediante cuerdas. Querríamos también estrechar los lazos con la Fundación Laboral de la Construcción, que está planteándose coger los estándares de ANETVA para la formación de técnicos en trabajo vertical, que ayudaría mucho a aliviar la demanda de trabajadores verticales que tenemos actualmente. Porque el proceso formativo es largo y laborioso, un poquito caro, si me apura, porque está en torno a 700 y 800 euros. Una persona sin trabajo que tenga que gastar esto… y esperar a que lo contraten. No sé, podría ser un embudo. Sin embargo, si esa formación se recibe subvencionada por la Fundación Laboral de la Construcción, se hace bien y lo acredita ANETVA, las empresas que nos dedicamos a los trabajos verticales tendríamos más posibilidades de redimensionarnos con esa demanda. Y no tener que asumir, por ejemplo, la formación de un trabajador sin saber si vale o si se va a ir a otra empresa.

Estos son algunos de los deseos que tenemos. Pero también queremos que cambie definitivamente la imagen de las empresas de trabajos verticales y que se vea nuestra realidad, que es que somos empresas capaces de dar un servicio real. Tenemos que disipar esa primera imagen de que somos unos locos que se cuelgan de cuerdas, que fue como la actividad arrancó en España. Esa era la imagen que había en nuestro país y por la que el sector, creo, tardó tanto en ser reconocido y contratado. Hace quince años, debías de tener una necesidad muy, muy concreta, que únicamente se podía resolver mediante el acceso y posicionamiento por cuerdas. Ya no pasa, porque trabajamos para constructoras como FFC o Acciona, o grandes empresas como REPSOL o AENA. Ahora sí que se está prescribiendo el trabajo vertical, como en el sector de los aerogeneradores, donde hemos demostrado que somos una solución eficaz y fiable. Pero querríamos que esta imagen profesional se mantuviera.