Andrés Prego, socio honorífico.

Nuestra primera empresa nació en 1988 con el nombre de OREKA EQUILIBRIO S.L., compuesta por cuatro socios, uno de ellos Bixen ltxaso, socio honorífico de ANETVA. En ese momento, no teníamos conocimiento de que existiera alguna otra empresa en España. Después de un año, tuvimos noticias de una sociedad en Valencia que se llamaba Grandes Verticales. En poco tiempo, empezaron a surgir más en Vizcaya, Cataluña y Madrid.

En 1990 OREKA EQUILIBRIO pasó a ser sociedad anónima y comenzamos a establecer contactos con nuestros semejantes. Tuvimos una primera reunión en Tarragona con empresas y autónomos, en la que aparecieron profesionales de diferentes sectores: verticales, altura y equipos de trabajo. Hubo alguna otra reunión y en 1993, las empresas que estábamos interesadas en crear una Asociación, nos citamos en nuestra sede de Villa Mirentxu en. Lasarte: ALTURAS, GRANDES VERTICALES, INTRAVE y OREKA EQUILIBRIO. El objetivo era profesionalizar nuestra actividad y mostrar al mercado las ventajas de nuestros sistemas  de acceso.

Antes de crear la empresa, tuvimos la suerte de conocer una de ”travaux acrobatiques” en Luz Ardiden. Eran guías de montaña que, en temporada baja de su actividad, realizaban labores de estabilización y. protección de taludes en carreteras de montaña, así como, mantenimientos en pistas de esquí. En Francia tampoco se habían desarrollado equipos específicos para estos trabajos y se adaptaban los dispositivos deportivos, tanto de escalada como de espeleología. Nuestras primeras intervenciones las ejecutábamos con una sola cuerda de 11mm, arnés deportivo, un ocho y un shunt.

Mi primer trabajo vertical lo realicé hacia 1986 en la torre de la iglesia de Getaria. Un técnico de la Diputación de Gipuzkoa se dirigió a nuestro club de montaña de Donosti y solicitó escaladores para una intervención en la torre de la iglesia que presentaba riesgos-de desprendimientos de sillares en mal estado. Esta idea le surgió de un viaje que hizo a Paris donde vio trabajadores suspendidos de cuerdas en la pirámide del Louvre.

Nuestro primer trabajo de envergadura fue en una gran muralla en el centro de Donosti. Teníamos que limpiar la vegetación y retirar árboles de notable tamaño. Debido a la presencia de peatones y tráfico de vehículos, cubrimos las zonas de trabajo con red, suspendiéndola  con pescantes en la parte superior para que quedase separada. A continuación, pasamos a intervenir en iglesias y monumentos.

Al mismo tiempo, se creó un área de obra pública para la  estabilización y protección de  taludes en carreteras. Colaboramos con una empresa de Niza y trabajamos en Alpes, Córcega y por nuestro territorio:  Montserrat,  Desfiladero  de la  Hermida  y  Pirinos.

Nuestra obra estrella fue en la Cúpula del Santuario de Loyola, en la colocación de un cableado de refuerzo para evitar su aplastamiento por el peso de la linterna. El director de obra era un arquitecto italiano, experto en cúpulas que restauró la cúpula del Duomo de Florencia. Fue un trabajo de cierta complejidad e ideamos un sistema para embutir las barras de acero para el atado en los sillares de la cúpula. Más tarde se restauró la cúpula por dentro y, antes de retirar el andamio, se instalaron anclajes mimetizados con el mural pictórico, por si en el futuro hubiese que acceder con nuestras técnicas a cualquier punto de la cúpula.

En esa época y durante mucho tiempo, tuvimos grandes dificultades con la autoridad laboral de Donosti. Al tratarse de una actividad nueva y no regulada, nos ponían muchos obstáculos para realizar las obras. Fue una dura batalla en la que tuvo que intervenir ANETVA, en más de una ocasión, para desbloquear  obras que nos paralizaban. También tuvimos problemas con el ayuntamiento para la utilización de los medios de protección para la vía pública y nos llegaron a limitar los trabajos en el tiempo, al igual que la Inspección de Trabajo.

La Asociación trabajó intensamente para la elaboración de un Manual que dotase  a la actividad una imagen de seguridad. El primer manual se encuadernó en una carpeta con anillas para poder sustituir las hojas, ya que se daban cambios continuamente.

Para mí, el logro más importante de la Asociación fue el reconocimiento de la actividad por la autoridad laboral, la administración pública y el sector de la construcción, que los Trabajos Verticales fueran un equipo de trabajo y no un equipo de protección individual. Otra conquista fue la de eliminar la temporalidad de los trabajos, demostrando que es una actividad totalmente segura en corto y en largo plazo. También, es de destacar las relaciones internacionales con los equipos y comités de trabajo creados: ECRA, EPCRA, ICRA.

En la actualidad, a las puertas de mi jubilación, sigo trabajando en OREKA PREGO SLU. Soy el único que permanece de la ORE KA original y de la primera Asociación. Mi objetivo es trasladar la empresa a mis trabajadores para que sigan con la actividad conservando los principios que ha mantenido la empresa  hasta aquí. Lógicamente, mejorando y adaptándose a la evolución de la técnica y la normativa que regula el sector.

Me siento afortunado de haber hecho de mi afición, la escalada, una forma de vivir. Ha sido una trayectoria emocionante, dura en ocasiones pero totalmente satisfactoria. Estoy orgulloso de haber formado parte de la historia de ANETVA desde sus comienzos hasta los 30 años que cumple ahora. Una Asociación estable, madura y ejemplo para otras asociaciones. Tanto las empresas como las juntas directivas han sido de gran honradez y humildad, adaptándose a las necesidades y problemas existentes de los asociados. El trabajo de unos cuantos ha sido altruista y de gran entrega para sacar adelante este proyecto.

Manifiesto la enorme gratitud que siento y deseo larga trayectoria a ANETVA y a los Trabajos Verticales que, a pesar de ya casi 40 años, son actuales y de gran necesidad en el mundo laboral, creando  puestos de trabajo  para gente con perfil deportivo y creativo.

ANDRES PREGO