De entre los numerosos trabajos o servicios que el sector petroquímico requiere del trabajo vertical –por ejemplo, inspecciones visuales o por ultrasonidos con unidades en marcha o en parada–, destaca sobre manera los denominados “equipos de rescate industrial”. Estos se componen de técnicos verticales profesionales, debidamente formados y con experiencia, que de manera directa colaboran y apoyan al personal del cliente, habitualmente durante las grandes paradas industriales, para dar solución y respuesta, mediante el acceso y posicionamiento en altura mediante cuerdas, a las posibles y complicadas situaciones de rescate en grandes desniveles, espacios confinados u otras ubicaciones de especial riesgo, que se puedan presentar.
Para ser parte de este tipo de equipos de rescate es necesario tener una formación, – como mínimo el Nivel Of.-III de ANETVA o similar -, experiencia, y un avanzado conocimiento y destreza en la ejecución de las técnicas de progresión en altura y de rescate que se requieren para poder realizar o ejecutar cualquier actuación en función de las condiciones y características de este tipo de lugares o entornos. No es lo mismo, sin duda, trabajar en un edificio que en una petroquímica. Hay muchos más riesgos a la hora de acometer una actuación en altura o realizada con trabajos verticales.
Necesidad de un “reciclaje continuo”.
Los miembros de un equipo de rescate industrial, como recomendación de seguridad y para una correcta actuación y planificación de emergencias, como mínimo debe estar compuesto por un jefe de equipo y tres técnicos, quienes deben cumplir con algunos requisitos en cuanto a formación y experiencia, entre los que están las competencias en técnicas avanzadas de rescate en altura y de técnicos en suspensión de cuerdas, que debe, ser la máxima posible, dominando rescates avanzados como por ejemplo en tirolinas horizontales y diagonales, de conexión corta o en fraccionamiento largo, primeros auxilios avanzados, lucha contra incendios, prevención en riesgos laborales, técnicas avanzadas de progresión en altura y en trabajos verticales, y conocimientos y experiencia en entornos explosivos y espacios confinados.
Todos estas exigencias formativas y de experiencia, junto a un buen estado a nivel físico y psíquico hacen que, habitualmente, para las empresas de trabajos verticales que ofrecen este servicio al sector petroquímico, pero también a otros en donde se requiere este tipo de servicios como pudiera ser el de las centrales de energía, no les sea nada fácil conseguir profesionales, que cumplan con ellas. Es premisa fundamental, que un rescatador industrial tenga destrezas en todos los campos propios de la actividad vertical y que sean de aplicación al sector petroquímico.
Las empresas verticales dedicadas a este sector, dentro de su planificación formativa, reciclan a sus trabajadores periódicamente. En muchos casos, realizan “simulacros y jornadas de reciclaje”, en donde se actualizan procedimientos y se analizan, corrigen y examinan aspectos técnicos en cuanto a posibles actuaciones o escenarios. Pero también, hacen lo que denominan “formación continua” sobre el terreno. Ante las paradas que se realizan por diversos motivos en estos lugares de trabajo, ponen en práctica la viabilidad de los procedimientos de emergencia, de manera que se realizan simulacros “reales” en dicho entorno, que permiten evaluar la eficacia de la actuación, el tiempo de respuesta, la idoneidad en cuanto a la ejecución de las técnicas empleadas, así como otros muchos parámetros, que una vez analizados y medidos, permiten mejorar en el tiempo necesario y la forma de actuar ante una posible emergencia.
Una de las labores importantes, por no decir la que más, que debe realizarse por parte de las empresas de trabajos verticales, es la de desarrollar planes o procedimientos de trabajo y actuación en donde se contemplen aspectos como los accesos, la ubicación de los sistemas de sujeción, la instalación de los tendidos de trabajo y seguridad, los equipos y dispositivos para realizar las actuaciones, la identificación de los riesgos laborales inherentes a las tareas y a las condiciones del lugar de trabajo o el entorno, las zonas de evacuación, los respectivos controles de acceso y de tiempo en los espacios confinados más expuestos, estudio de posibilidades de rescate de todos los espacios susceptibles de riesgo y dificultad de evacuación, así como la realización práctica de simulacros de rescate en altura y trabajos verticales que contemplen todo tipo de actuaciones en función de las condiciones y características del lugar de trabajo, así como proceder a la evacuación.
Un jefe de equipo y tres técnicos de rescate
Como antes se ha indicado, el Equipo de Rescate Industrial debe estar formado por tres miembros. Dentro de su composición, destacan competencias claramente diferenciadas: el jefe de equipo y los técnicos de rescate. El perfil del jefe de equipo requiere de un profesional con amplios conocimientos, habilidades y capacidades para liderar al equipo en el día a día, ante un simulacro por las paradas, o cómo actuar ante un situación real de emergencia o incluso en los proceso de formación y reciclaje. Además, a nivel técnico y habilidades sociales, debe demostrar una amplia experiencia, consolidada y demostrable, en actuaciones en esta ámbito de trabajo o en lugares similares a las centrales petroquímicas.
Entre las tareas encomendadas a un jefe de equipo, está habitualmente la misión de informar y trasladar todo el conocimiento que posea en materia de prevención y seguridad al resto de trabajadores con los forma equipo, con el objeto de que sean debidamente cumplidos durante el tiempo de actuación. Esta capacidad debe extenderse a las relaciones como por ejemplo con trabajadores externos o técnicos de prevención ajenos a la compañía.
Un rescatador industrial debe, además de lo anterior y de manera específica, tener una amplia experiencia en trabajos habituales en el sector industrial, desde inspecciones por ensayos no destructivos (END) a revisiones de chimeneas, antorchas, esferas y tanques.
La dificultad añadida de una parada industrial
Una parada es la interrupción del funcionamiento de una o más unidades en una empresa industrial o complejo petroquímico, y que integra un plan en el que se recoge distintas actividades, desde el mantenimiento de equipos de producción, su reemplazo, la inspección o la limpieza. Estos trabajos solo se pueden ejecutar cuando la planta de producción está parada, y sirven de modo habitual para realizar una mejora en las instalaciones.
Durante ese tiempo muchas de las actuaciones se tienen que realizar con trabajos verticales., por lo que además de los riesgos laborales inherentes a la ejecución o realización de un trabajo vertical, y de las medidas preventivas que hay que tomar, incluida la planificación del método de rescate más adecuado para cada situación, en la tarea de un equipo de rescate industrial ante una parada industrial, hay que añadir los riesgos propios del entorno donde se desarrollan los trabajos, es decir, en el caso que se está analizando los de una refinería o industria química, como pueden ser los debidos a ambientes con riesgo de explosividad, asfixia al trabajar en espacios confinados, los derivados de la suspensión de cargas o vaporizados, entre otros.
A los riesgos laborales anteriores, se debe tener en cuenta también la coordinación entre las empresas que intervienen durante dicha parada, y que tienen que resolver también sus encargos en plazos muy concretos.
Preparado para intervenir desde antes de la parada industrial.
En definitiva un equipo de rescate industrial debe estar preparado para actuar cuando se requiera durante el tiempo que dure la parada industrial, y esa preparación debe fundamentarse en la formación en trabajos en altura y trabajos verticales, pero también en otras capacidades y habilidades basadas en la experiencia profesional en trabajos y actuaciones realizadas en entornos industriales como son las petroquímicas o similares.