La pandemia de COVID-19 y las medidas de prevención implementadas desde el estado de alarma “han afectado de una forma muy directa” a las empresas de trabajo vertical que se dedican a la formación, como reconoce Miguel Ángel Rodríguez, vicepresidente de ANETVA. “Nuestra formación es presencial y esta actividad fue de las primeras actividades en prohibirse, incluso antes del confinamiento –añade–. Hemos estado tres meses sin poder hacer cursos, con la actividad completamente paralizada y sin la
esperanza de la llegada con el verano de una «temporada alta». Es fácil imaginar lo difícil de nuestra situación. Y me temo que aún es pronto para hacer balance. El reto para la mayoría de nosotros es llegar a final de año y no tener que cerrar con la llegada del invierno”.
Las empresas de formación, pese a todo, están preparadas para el regreso a la actividad tras el verano. “No nos queda más remedio que encarar esta situación con la mayor fuerza e ilusión posible –manifiesta Rodríguez–, pues el panorama no es muy alentador. Estamos volcados en adaptar nuestras instalaciones y métodos didácticos para ofrecer a nuestros clientes entornos seguros de formación, ofreciendo la misma calidad que antes
de la pandemia”.
El esfuerzo de las empresas de formación, sin duda, está siendo extraordinario para ofrecer todas las medidas de seguridad posible en los centros y así lo reconoce el vicepresidente de ANETVA: “Yo creo que, como muchos otros sectores de contacto directo con el público, estamos haciendo todo lo posible para implementar las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias, en cuanto a reducción de aforo en las
aulas, control de accesos, lavado de manos, mascarilla obligatoria, desinfección de espacios y equipos etc. En nuestro caso, además, utilizando muñecos en los ejercicios de contacto, como por ejemplo en los rescates; modificando metodologías para los ejercicios colectivos etc. En definitiva, siendo escrupulosos en el cumplimiento de las medidas de seguridad, aunque en la mayoría de los casos, esto implica una nueva inversión económica”.
“La formación en altura es necesariamente presencial”
Ni ante el repunte del COVID-19 ni ante la vuelta del estado de alarma, la formación online es una opción. “No, en absoluto. Aunque desde ANETVA llevamos tiempo implementando contenidos teóricos que puedan desarrollarse online, la formación práctica de la que depende la seguridad y la vida de las personas, es necesario llevarla a cabo de forma presencial”, responde tajante Miguel Ángel Rodríguez.
“Ningún simulador virtual puede recrear de manera adecuada la situación de trabajo a la que se enfrenta un trabajador vertical a diario –manifiesta–. Se trata de técnicas gestuales y de manipulación de equipos en situación de riesgo de caída. Por la misma regla de tres, ¿se podría obtener el carné de conducir de forma online? Seguramente hay cosas que se podrían hacer en simulador, pero la experiencia real de la conducción, con todo el tráfico al alrededor y la valoración del examinador en este entorno, resulta imprescindible. La formación online es un buen recurso para algunas actividades, pero no vale para todo”.
Además, Rodríguez pide que las administraciones públicas sepan diferenciar entre los diferentes entornos formativos: “Sería importante distinguir los diferentes tipos de formación presencial. Un curso de 6 o 7 personas, realizado en una instalación de 200 m2 , por ejemplo, no tiene nada que ver con una clase en un colegio o en la universidad. No se nos puede meter en ese mismo paquete a la hora de las restricciones. En nuestros cursos, resulta muchísimo más fácil mantener las distancias y las demás medidas de seguridad. Se trata de un entorno mucho más fácil de controlar”.
“Es el momento de ofrecer un salvavidas a pequeñas empresas y autónomos”
Las empresas de formación, y con ellas ANETVA, solicitan el apoyo urgente de las administraciones públicas. “La mayoría de las empresas de ANETVA, tanto de formación como de servicios, son pymes o microempresas. Este es el tipo de empresa que más difícil lo tiene en estos momentos. Sin actividad o con ella muy reducida, resulta muy difícil hacer frente a todos los gastos corrientes, como el alquiler, la hipoteca, la Seguridad Social o el IRPF –expone Miguel Ángel Rodríguez–. El ERTE por causa de fuerza mayor fue una buena medida que ayudó bastante, pero una vez pasado el estado
de alarma, los gastos vuelven a ser los de siempre, mientras que los ingresos han bajado muchísimo. Al igual que se rescató a los bancos hace poco tiempo, con miles de millones de todos los contribuyentes a fondo perdido, ahora es el momento de ofrecer un salvavidas similar a miles de pequeñas empresas y autónomos para que sigamos generando empleo”.
El vicepresidente de ANETVA y director de Tindai, empresa de Formación, Prevención y Seguridad en Altura, valora, pese a todo, como “muy positiva” la reapertura de los centros y los nuevos cursos convocados para septiembre. “Sigue habiendo empresas que necesitan trabajadores formados adecuadamente –sostiene–. Hay demanda de personas con perfiles profesionales ligados a la construcción o la rehabilitación que podrían obtener un puesto de trabajo adquiriendo los conocimientos y habilidades del trabajo sobre cuerdas. Si la actividad económica se pone en marcha de manera más o menos normal, la perspectiva no será tan negativa”.
Antes del COVID-19, la actividad de trabajo vertical atravesaba un buen momento, y esto repercutía en la formación, ahora sin embargo es muy distinto. “Creo que para todos es una incógnita lo que va a suceder en los próximos meses –afirma–. Si las empresas de servicios pueden desarrollar su labor, de forma más o menos normal, la necesidad de trabajadores formados seguirá siendo una realidad y confiamos en que los cursos se
puedan ir desarrollando. Pero si la economía se vuelve a parar como en marzo, no creo que muchas empresas puedan aguantar el tirón y se verán obligadas a cerrar. Personalmente prefiero pensar que ese escenario de confinamiento y parálisis económica total no se va a repetir y se adoptarán medidas que permitan compatibilizar la actividad económica con la seguridad y salud de las personas”.